New planet on the “Blog”
Varios
clientes nos han comentado, emocionados, el descubrimiento de un nuevo planeta
en el Sistema Solar. Como suele ocurrir, la fuente de tan tergiversada
información han sido los medios de comunicación generalistas que, sin
encomendarse ni a Dios ni al diablo, suelen encargar estas informaciones de
agencia a los becarios de turno. Y una noticia interesante se convierte en una
verdad a medias.
Hace muchos
años que, periódicamente, se habla del noveno planeta (el décimo, o Planeta X,
antes de la degradación de Plutón) como descubrimiento inminente. Y siempre se
ha descartado al poco. La novedad de este año es que la información procede de
uno de los más reputados especialistas del Sistema Solar (y afamado cazador de
planetoides), Mike Brown de Caltech. Mike siempre ha sido partidario de no dar
crédito a los estudios sobre un planeta extra en nuestro vecindario, pero esta
vez la sorpresa ha sido que él mismo, junto a su colega Konstantin
Batygin, es quien ha levantado la liebre. En las conclusiones del estudio que
han llevado a cabo, se deduce que debería existir un gran planeta “extra” en el
Sistema Solar, cuya presencia explicaría las alteraciones
gravitacionales que se observan en las órbitas del puñado de cuerpos menores
que orbitan al Sol más allá del recorrido de Neptuno.
Efectivamente,
el movimiento de estos cuerpos ha resultado un rompecabezas para todos sus
estudiosos, pues tienden a amontonarse en su plano orbital, que encima es
distinto al de los planetas interiores. La probabilidad de que la casualidad
sea la responsable de este comportamiento es apenas de 1 entre 14.000 de manera
que, parafraseando al gran Sherlock Holmes, la respuesta ha de ser la que no es
imposible, por improbable que parezca.
El equipo
de Brown y Batygin ha creado un modelo por ordenador con todos estos pequeños
cuerpos helados implicados, e introduciendo la presencia de un gran planeta
exterior consiguieron simular las aberraciones orbitales sin problemas. Este
ensayo es la primera prueba real de la posibilidad de encontrar un nuevo
planeta ahí fuera.
¿Y por qué
no se le ha visto nunca? Pues porque estaría lejos, MUY lejos. Se piensa que
recorrería una órbita muy elíptica que le llevaría a distancias desde el Sol de
entre 30.000 hasta 160.000 millones de kilómetros (entre 215 y 1075 UAs).
Comparemos con las “modestas” 30 UAs o las 40 UAs que separan al Sol de Neptuno
y de Plutón, respectivamente. Para explicar el agrupamiento de los cuerpos
menores en el Sistema Solar exterior, el nuevo planeta debería ser un gigante
helado, de la talla de un Neptuno pequeño (con la masa de unas 10 Tierras), con
un periodo orbital de 10.000 a
20.000 años.
¿Y por qué
tan lejano? La hipótesis de trabajo es que “el noveno” se habría formado con
sus colegas del Sistema Solar, pero que una desafortunada aproximación orbital
hacia alguno de los gigantes gaseosos (particularmente al hiperdesarrollado
Júpiter) lo habría expulsado hacia el Sistema Solar exterior.
Ahora queda
la parte más ardua de la tarea: cazar huidizo gigante. Dada la distancia, la
imagen del noveno planeta (conocido provisionalmente como Planeta 9, aunque a
mi me gusta Nono, que es más cool y no deja de ser un sinónimo) resultaría
demasiado difuminada para cualquier telescopio, con la excepción de los más
gigantescos, como el Subaru o los Keck de Mauna Kea. El punto de partida para
su identificación es el lado opuesto del Sistema Solar al que reúne la
agrupación de cuerpos externos menores, pero su situación concreta es,
obviamente, desconocida.
De manera que, la noticia en sí (el descubrimiento de
un planeta nuevo en el Sistema Solar) se espera que llegue en un plazo de 5 a 7 años vista.
¡Paciencia
becarios!
Xavier Górriz
Còsmik