
Bueno, pues esas especulaciones que duran desde hace unos diez años empiezan a convertirse en certezas. Según informa una nota de prensa del JPL, disponemos de dos confirmaciones independientes de la existencia de la energía oscura, una fuerza constante que afecta uniformemente a todo el universo y que impulsa su actual expansión acelerada. Efectivamente, la energía oscura mantiene una vieja rivalidad con la gravedad, un tira y afloja de millones de años. En el Universo inicial, la gravedad iba ganando, dominando a la energía oscura. Unos 8 mil millones de años después del Big Bang, con el espacio expandido y la materia rarificada, las atracciones gravitacionales se debilitaron lo suficiente como para que la energía oscura diera un vuelco al combate. Dentro de otros miles de millones de años, dominará con incluso mayor claridad, y los astrónomos predicen que nuestro Universo se convertirá en un páramo cósmico, con galaxias tan separadas que cualquier vida inteligente en ellas será incapaz de ver otras galaxias.
El estudio que comentamos es un a”topografía” de 200.000 galaxias que se ha prolongado durante cinco años y que nos ha llevado siete mil millones de años atrás en el tiempo (cósmico). La medición ha empleado datos del Galaxy Evolution Explorer de la NASA y del Anglo-Australian Telescope en Siding Spring Mountain, Australia.
“La acción de la energía oscura es como si uno lanza una pelota hacia arriba y ésta siguiera subiendo hacia el cielo cada vez más aprisa”, dice Chris Blake de la Swinburne University of Technology en Melbourne, Australia. Blake es el autor principal de dos artículos que describen los resultadosde las mediciones y que han aparecido en números recientes de Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
La idea de la energía oscura fue propuesta durante la década anterior, basándose en estudios de distantes supernovas. Las supernovas emiten luz constante y mesurable, convirtiéndolas en lo que se conoce como “candelas estándar”. Eso permite calcular su distancia a la Tierra. Las observaciones revelan que estos objetos se alejan a velocidades cada vez mayores.
Por otra parte, se ha trazado el mayor mapa tridimensional de las galaxias existentes en el universo distante, usando el Galaxy Evolution Explorer. El telescopio, sensible a la luz ultravioleta, ha escaneado alrededor de tres cuartas partes del cielo, observando cientos de millones de galaxias. Los astrónomos adquirieron información detallada de la luz de cada galaxia usando el Anglo-Australian Telescope, y estudiaron el patrón de distancia entre ellas. La estructura del universo más primitivo dejó su huella en los patrones galácticos, haciendo que pares de galaxias estén separadas aproximádamente 500 millones de años-luz. Esta “regla estándar” se usó para determinar la distancia de pares de galaxias a la Tierra: cuanto más cercano esté un par de galaxias a nosotros, más separadas nos pareceran en nuestro cielo (una simple cuestión de paralaje).
Como en los estudios de supernovas, estos datos de distancia se combinaron con información acerca de las velocidades a las que las parejas se alejan de nosotros, revelando, una vez más, que el tejido del espacio se estira cada vez más rápidamente.
El mapa galáctico se ha empleado también para estudiar cómo crecen los cúmulos de galaxias en el tiempo. Y lo hacen como las ciudades, absorbiendo galaxias vecinas hasta contener finalmente muchos miles de galaxias. Los cúmulos atráen a nuevas galaxias mediante gravedad, pero la energía oscura separa a los propios cúmulos. Eso ralentiza el proceso, permitiendo a los científicos medir la fuerza repulsiva de la energía oscura.
“Observaciones astronómicas de los últimos 15 años han generado uno de los descubrimientos más asombrosos de la física: la expansión del Universo, iniciada con el Big Bang, está acelerándose”, dice Jon Morse, director de la división de astrofísica en la central de la NASA en Washington. “Usando métodos completamente independientes, los datos del Galaxy Evolution Explorer han ayudado a incrementar nuestra confianza en la existencia de la energía oscura”.
Como diría el doctor House: “mola ¿eh?”
Más info: Australian Astronomical Observatory
Xavier