Ni Caras de Bélmez, ni Figuras de Nazca, ni otros presuntos
enigmas televisivos (y muy lucrativos) pueden competir con el misterio que ha
estado martirizando a científicos, ingenieros y seguidores en general de noticias
espaciales desde los años 80: la inexplicable desaceleración que sufren las
naves gemelas Pioneer y que se conoce como la Anomalía Pioneer.

Desde entonces, se han escrito multitud de artículos que intentaban resolver el enigma de la Anomalía Pioneer basándose en sofisticados y exóticos efectos físicos, o en los conceptos más de moda en cada época (micro-agujeros negros, materia oscura, energía oscura). Finalmente, parece que la cosa resulta ser bastante más baladí.
Efectivamente, un laborioso científico del Jet Propulsion Laboratory (Slava Turyshev) ha estado recopilando desde 2004 datos relacionados con la misión Pioneer. El paciente Slava ha recorrido almacenes, archivos y depósitos. Ha rescatado páginas, cintas y tarjetas perforadas y, con todo ese material agrupado, ha convertido los datos a formato digital hasta ocupar 43 Gb de memoria (una cantidad exorbitante teniendo en cuenta que ahí no hay gráficos ni fotos ni nada por el estilo, solo números puros y duros de los años 70 y 80). Una tarea titánica que ha permitido a Turyshev publicar dos artículos canónicos que, según la autorizada opinión de la Planetary Society, resuelven satisfactoriamente el enigma. La Physical Review Letters se ha apresurado a publicar los estudios de Turyshev, y el JPL ha publicado, por fin, una nota de prensa aclaratoria.
Total, la cosa es que las responsables del frenazo cósmico de las Pioneer son... las propias Pioneer. Resulta que el calor generado por los circuitos y por el generador termoeléctrico empuja a las naves hacia atrás. La explicación que ofrece Slava es sencilla y muy gráfica:
El efecto es algo así como cuando conduces tu coche y los fotones emitidos por los faros te empujan hacia atrás. Es muy sutil.”
Con los datos recopilados, Turyshev pudo calcular la energía generada por los subsistemas eléctricos y por la desintegración del plutonio en las fuentes energéticas de las Pioneer, resultando que casaban a la perfección con la desaceleración observada. O sea, que finalmente ha prevalecido la Física estándar: aunque hubiese sido bonito descubrir algún efecto exótico, al menos se ha resuleto un misterio.
Y, como acostumbra a ocurrir tras ser discutido, Don Albert sigue descansando tranquilo...
Más info en
http://www.jpl.nasa.gov/news/news.cfm?release=2012-209&rn=news.xml&rst=3438
http://arxiv.org/abs/gr-qc/0308017
Xavier