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dilluns, 19 d’agost del 2013

TENIM UNA NOVA NOVA



Aunque el juego de palabras resulta perfecto en catalán, el título de la entrada también tiene su gracia en castellano (Tenemos una nova nueva).

Pero bueno, la cosa es que si tienes unos prismáticos decentes, un buen cielo oscuro, una noche despejada y ganas de pasear por el cielo estrellado, desde el 14 de agosto tienes un objeto nuevo que visitar (cosa no muy habitual): UNA NOVA. Fue descubierta por el astrónomo aficionado Koichi Itagaki en las inmediaciones de la constelación del Delfín, por lo que se la ha bautizado como Nova Delphini 2013.

Valorada con un brillo de magnitud 6 en las primeras horas de su aparición, actualmente ya refulge con una apreciable magnitud 4 – 4,5, lo que la hace asequible incluso con prismáticos. Para verla, acude a la constelación de Sagitta, la Flecha, que apunta hacia la localización de la recién llegada, no lejos de la brillante Altair, del Triángulo de Verano: ver gráfico.
 
En este punto, las cartas celestes marcan la existencia de una estrella ya conocida, pero de magnitud mucho menor (17), de manera que parece que el brillo de la estrella se haya multiplicado por 25.000 de forma repentina. ¿Y qué puede desencadenar un cataclismo estelar de tal magnitud? El espectro de Nova Delphini 2013 indica que se trata de una nova clásica, es decir, un sistema estelar binario interactivo, en el que una de las estrellas es una pequeña pero extremadamente densa enana blanca. Esta vampira cósmica capta hidrógeno de su compañera gigante, que cae sobre la superficie de la enana blanca, aglomerándose hasta que la presión y la temperatura crecen lo bastante como para desencadenar una reacción termonuclear de la intensidad de muchos miles de millones de bombas atómicas. El resultado es un repentino y espectacular incremento del brillo de la estrella y una proyección de restos en expansión, aunque ambas estrellas siguen existiendo. El fenómeno puede ser recurrente.
 
Modelo de una nova en formación. Una estrella enana blanca atrae materia procedente de su compañera gigante roja, formando un disco en rotación. El material cae hacia su superficie, incrmentando la presión y la temperatura hasta desencadenar al explosión. NASA/CXC/M. Weiss



Nadie está en condiciones de predecir la duración del evento, de forma que hay que apresurarse en cazar a la recién llegada, pues puede desvanecerse en cualquier momento.


¡Suerte!

Xavier